CON LAS MANOS PEQUEÑITAS
En aquella tranquila infancia, con mi madre al lado descubriendo la magia de mover una aguja con gancho daba los primeros pasos en formar tejidos.
Es una pena que no me hayan quedado ejemplos para sacarles fotos, pero eran carpetitas simples para la mesita de luz.
No fueron muchas y el tejido quedó en suspenso debido a la escolaridad.
Tenía a mi abuela un poco lejos pero una manta que ella había hecho al crochet con tiritas recortadas de ropa vieja me abrigaba.
Terminada la escuela y el nivel secundario de aquellos años, formada la familia, me llevaban la vista los trabajos artesanales de la Fiesta de la Artesanía en Colón, E.R.
Me maravillé con los tejidos de mi familia política, muy hábil en la materia.
Varios años después, cuando tenía ropita tejida de bebé que no podía regalar por su desgaste, se me ocurrió destejer y volver al chochet, y no parar mas.
Lo primero fue ablandar la mano con mantas para toda la casa con lana destejida, toda usada y re-reciclada, y ya no soportaba solo hacerlas de cuadros o puntos monótonos
Una vez ablandada la